Es habitual en un proceso de Coaching y/o de Programación Neurolingüística (P.N.L.) escuchar la siguiente pregunta:
¿Cómo haces lo que haces…?
Debo confesar que la primera vez que me hicieron esta pregunta quedé desorientado… en realidad es una pregunta que podría formularse de un modo quizás menos elegante pero más fácil de entender… ¿Qué haces interiormente antes de comportarte de cierto modo?, o también ¿Cómo gestionas tu mundo interno antes de actuar?
A medida que ascendemos en el modelo de los niveles neurológicos nos adentramos en grados más profundos y abstractos de la experiencia interna; prestar atención y tomar conciencia es vital a partir de ahora.
La anterior pregunta nos dirige la toma de conciencia del modo en que gestionamos nuestros procesos cognitivos. Para ofrecer una explicación algo más práctica sobre los procesos cognitivos decir que podemos englobarlos en cuatro grupos.
Percepción:
Nuestra captación de la realidad, a lo que atendemos y a lo que no (que es una forma de elegir), lo que eliminamos, y, en ocasiones lo que enjuiciamos o distorsionamos en el mismo acto de captar la realidad. A partir del contacto con el estímulo externos actúan automáticamente los llamados Filtros en PNL, definidos como formas personales de seleccionar e incluso interpretar subjetivamente la información en el mismo acto de ser percibida. De este modo la motivación aparece ya vinculada a la percepción, esta fue una novedad que aportó Fritz Perls a los primeros aportes de la psicología Gestalt.
Memoria:
Los registros que consciente o inconscientemente guardamos de nuestras experiencias, personales o ajenas.
Pensamiento:
El diálogo interno que mantenemos con nosotros mismos, los pensamientos automáticos y nuestra capacidad para enlentencer el pensamiento y hacerlo reflexivo, desde nuevas pautas y miradas.
Imaginación:
La percepción subjetiva para imaginar, recrear y modificar internamente la realidad.
El nivel de las capacidades se refiere a la actividad mental que selecciona, codifica e interpreta la información antes de almacenarla
en la memoria Este, junto con los dos anteriores niveles de los que ya hablamos en anteriores artículos (Entorno y Conductas), forma parte del núcleo de trabajo principal de las escuelas de Coaching Transaccional
¿Cómo gestionaste tus procesos cognitivos internos la última vez que realizaste algo con éxito…?
No solo somos lo que percibimos, pensamos, imaginamos y recordamos, también somos en función de cómo gestionamos cada una de las anteriores áreas de nuestra experiencia interna, es lo que Timothy Gallwey denominó “El juego interno”.
Conviene diferenciar entre Juego Interno (nuestra capacidad para trabajar bajo presión, de enfocarnos y mantenernos concentrados, gestionar las críticas, empatía y un largo etc…) y el Juego Externo este último se refiere a el conocimiento de reglas, técnicas, estructuras, contenidos, conductas etc… de alguna actividad o profesión.
Cuando los “juegos” internos y externos cooperan y se enriquecen conjuntamente, generan esa sensación de excelencia personal, de conciencia y atención centrada sin esfuerzo, lo que se conoce como estados del Fluir (o Flow en la terminología inglesa que a veces se utiliza).
Conviene, no obstante, tener presente, que para que este nivel se enriquezca , debemos cuestionar y ensayar continuamente nuevas formas de sentir (emocional y sensorialmente), hacer y pensar distintas a las que ya tenemos incorporadas como “nuestras”. Por ejemplo, cuando percibimos y pensamos acerca de una situación podemos hacerlo en función de las similitudes o las diferencias; si bien todos podemos hacerlo en los dos modos (y este es sólo un ejemplo de muchos otros) existe siempre una tendencia innata a prestar atención a las semejanzas (o a lo que une) o a las disparidades (a lo que falta). En este ejemplo, hallaríamo las diferencias entre un profesional de las ventas (con una mirada enfocada a lo que une a cliente y vendedor) y un crítico de arte o incluso un auditor (la mirada dirigida generalmente a lo que falta).
Si bien la mayoría de nuestros modos de organizar la información interna son innatos e inconscientes podemos, una vez identificado nuestro “particular modo”, trabajar para potenciar su complementario y, de este modo, construir una percepción e interpretación más amplia y posibilitadora de la realidad.
Una de las capacidades más prácticas y sencillas de entender, es la de seleccionar la intención adecuada y mantenerla enfocada mediante la atención sostenida, no en vano se dice que nos convertimos en aquello a lo que prestamos atención; otras tienen que ver con la capacidad de generar imágenes internas definidas y con una plena participación de los sentidos, mantener nuestra motivación etc. El Coaching y la PNL trabajan en este nivel favoreciendo el “Juego Interno” de la persona o profesional.