Por Quim Mesalles

El sentimiento de pertenencia determina muchas de nuestras acciones, cada uno de nosotros tiene fidelidad ciega a los mandatos de su familia de origen. También paralelamente desarrollamos recursos para sobrevivir a nuestras heridas infantiles.

La paz llega cuando los recursos desarrollados como ajustes creativos para sobrevivir a las heridas psicológicas, tienen un valor mas grande que la propia herida en si. Es decir, trascendemos la herida y sentimos gratitud por los recursos desarrollados, aún así, hay que sobrevivir a ser fiel a uno mismo, aunque esto signifique no pertenecer al sistema de origen o al creado, cuando este ya no responde a nuestro presente.

Creo que en muchas ocasiones con tal de pertenecer a mi sistema de origen, he dejado de ser fiel a mi mismo. He procurado sin darme cuenta, no ganar mas dinero que mis padres o no ser más feliz que ellos cuando he podido tomar conciencia de la traición hacia mi verdadero ser. Les he podido honrar y valorar sus recursos y ver como la aceptación de mi mismo tal cual soy con todas mis carencias, defectos, valores y recursos. Es entonces, donde me he permitido serles infiel y ganar más dinero y ser más feliz.

Se me complica mucho más la cosa cuando el seguir a mi verdadero ser, va en contra de mi familia construida actual, ¿Qué hago entonces?, ¿Soy fiel a mi? o ¿Con tal de pertenecer no cambio nada? Qué difícil ser infiel y no pertenecer, no se si voy a superarlo, a ratos pagaría cualquier precio por pertenecer.

Mi verdadero ser me habla casi en susurro: atrévete a ser tú, acéptate tal cual eres, ACEPTATE TAL CUAL, AMATE ASÍ, TAL CUAL ERES, TAL CUAL SOY…